martes, 29 de diciembre de 2015

Alistando con nubes y...¡a investigar!

Entrando ya en materia, lo que voy a ir haciendo en las próximas entradas va a ser preparar varias clases de lengua con el fin de aprender las reglas básicas de ortografía. 

Sabes que nuestro blog gira en torno a los niveles de segundo y tercero de la ESO pero, además, también al mundo de ELE -Español como Lengua Extranjera-. Los niveles de español de los nativos en esos cursos correspondería a un nivel B1/B2 en el mundo de ELE. 

Teniendo estas ideas claras, la mejor forma de empezar una clase es preguntando a sus alumnos cuáles creen que son las palabras más difíciles de escribir y de pronunciar en español. Esto lo he puesto en práctica -a modo de ejemplo- para que lo veas de forma más clara, es decir, le he preguntado a mis alumnos de ELE sobre las palabras más difíciles para ellos en español. De la misma forma, le pregunté a los alumnos de los niveles 2º y 3º de ESO. 




1. Nube de palabras creada con Tagul


Así, lo que consigue el profesor es ver dónde está el problema de ortografía, es decir, mirar por los ojos del alumno para conseguir entender qué es lo más complicado para él y así poder profundizar. Voy a trabajar con base en la nube de palabras anterior para ejemplificar mejor la clase. 
Por un lado, como profesor veo que las palabras que son más complicadas son las que contienen “b/v”, “g/j”, "h", "y", "ll". Por otro lado, observo también que hay un serio problema con el verbo “haber” y la confusión que crea con la expresión fija “a ver”; la confusión con la primera persona del singular del presente de subjuntivo -"haya"- con el verbo "hallar". 
Con esto, logro tener una idea a lo que hay que hacer hincapié en la explicación magistral.

Por otro lado, como alumno veo las palabras escritas correctamente, puedo visualizar y aprender. Utilizo la inteligencia visual-espacial para crearme una imagen mental sobre los términos escritos de forma correcta, sin errores ortográficos.


A partir de aquí, lo que puedo hacer en mi aula es alistar a los alumnos para lo que vamos a aprender, debo crear un ambiente interesante con una actividad de ortografía que logre engancharlos. 

Por ejemplo, si yo les pongo estas imágenes, ¿qué creen que deberían hacer mis alumnos?



2. Imagen propia

3. Imagen propia



4. Imagen propia



¡Correcto! Ponerlos en grupo siempre es la mejor solución. 
De este modo, quiero que tú, como alumno, encuentres los errores que observas en las fotografías y me digas por qué es un error y cómo lo escribirías tú. Además, no solo debes encontrar los errores, sino las peculiaridades que puede haber en los términos escritos, por ejemplo: ¿por qué "garaje" y "garage"?; ¿es correcto escribir las horas como en la imagen 4?

¡Investiguemos sobre ortografía!

jueves, 17 de diciembre de 2015

¡Alumnos al poder!



Hemos ido comentando sobre todas las inteligencias que poseen nuestros alumnos pues, además, debemos tener en cuenta que, evidentemente, el protagonista del aula es él.

Nosotros como docentes tenemos la obligación y el deber de convertir el aula en un lugar de aprendizaje continuo. Un lugar sagrado en el que siempre se enseña y se aprende al mismo tiempo. Entendiendo el buen sentido de las palabras de obligación y deber ya que todo profesor acepta una determinada moral y lleva una maravillosa vocación interna.

He realizado una encuesta en twitter que me encantaría compartir con todos vosotros y me ha parecido realmente interesante. Las condiciones de la encuesta eran las siguientes: permanece abierta durante 24 horas y, una vez votas, no puedes volver a votar ni cambiar tu voto.

Lancé la siguiente pregunta: ¿Quién es el protagonista en el aula?, dando las siguientes opciones: en primer lugar, el profesor. Seguidamente, el alumno. En tercer lugar, ambos –profesor y alumno– y, en último lugar, ninguna de estas opciones –nadie es el protagonista–.

Con esto, mis objetivos eran ver cuál era la opinión de la gente, en general, compañeros de profesión y alumnos. Han sido un total de 113 votantes que han llegando a las siguientes conclusiones:



Después de ver esta imagen, me gustaría explicaros el por qué de cada una de las opciones.

Por un lado, el profesor, evidentemente, ha sido siempre el que dirige la clase, el que manda, aquel personaje que opta un rol dominante e imparte la clase a los alumnos. Se puede considerar como protagonista dado que siempre ha sido visto de esta forma, el jefe de la manada.

Seguidamente, el alumno siempre ha tomado un rol más pasivo en el aula. Aquel personaje que acude, escucha/atiende y, cuando acaban las clases, se va. El alumno siempre ha sido considerado parte de la manada.

La opción de ponerlos a los dos como protagonistas surge porque el jefe necesita de esa manada y viceversa.

Finalmente, la última opción sobre nadie es el protagonista en el aula viene porque quizá la gente consideraba que ninguno debe considerarse como tal, que todos somos iguales.

En resumen, los resultados hablan por sí solos. El alumno es quien debe sentirse protagonista de los conocimientos que va a recibir y los que ya sabe de antemano. Es aquel en el que debemos pensar los docentes cuando realizamos Unidades Didácticas, cuando damos la clase, cuando preparamos actividades. ¿Por qué? Porque el OBJETIVO de la docencia siempre es enseñar y aprender al mismo tiempo. También, considero la opción de profesor y alumno como protagonistas del aula dado que nosotros cuidamos sus inteligencias y ellos nos aportan nuevas perspectivas para la educación, esas perspectivas que hacen que la educación avance día tras día.

Nos necesitamos unos a otros para sacar adelante una buena clase. Los dos estamos al mismo nivel y debemos apoyarnos mutuamente; no hay ninguna manada, no ha ningún jefe, hay un grupo que decide realizar actividades en conjunto para mejorar su nivel educativo. 

Tenemos un profesor que es el guía en el aula y un alumno que debe sentirse especial para que pueda aprender con ganas. Siempre con ganas.
¡Alumnos al poder!

sábado, 12 de diciembre de 2015

Cuidemos su inteligencia



Como ya hemos dicho en entradas anteriores, la primera fase para ese camino hacia la gloria debe ser cuidar de las inteligencias de cada alumno. Creo que es una de las fases más importantes.

Para los que no conocen a Howard Gardner y a su equipo de investigación del Proyect Zero -Universidad de Harvard-, empiecen a conocerlo. Proponen que todas las personas tenemos ocho tipos de inteligencias. Cada uno de nosotros tiene unas inteligencias mucho más desarrolladas que otras y, quizá, por esto es tan difícil encontrar esa educación idílica en la que todo es lo mismo para todos porque aprendemos igual.

Después de muchas opiniones y diferentes estudios, además, de mi propia experiencia como docente, cada vez estoy más convencida de que realmente esto es cierto y, no solo eso, es una realidad.

Anteriormente, he comentado que encerramos a alumnos en cajas de imposibles porque no siguen el ritmo de los demás. Esta teoría, ayudaría en gran medida a estos profesores, alumnos y a la educación en general.

Dado que no todos aprendemos igual, ni al mismo tiempo y, mucho menos, de la misma forma, es necesario intentar ver los materiales del aula con la perspectiva de las 8 inteligencias múltiples.

Las dos inteligencias por excelencia siempre han sido la lingüística y la lógico matemática. De hecho, todos los test de cociente intelectual (IQ) han basado sus pruebas en saber escribir correctamente o calcular perfectamente las operaciones que se te piden.
Si no superas estas pruebas, no eres una persona inteligente. Las cajas en las que nos encerraban a los alumnos eran “los de ciencias”, o bien, “los de letras”.

H. Gardner ha establecido ocho tipos de inteligencias diferentes en los que si no se te da bien la lingüística pero tampoco las matemáticas sí eres inteligente, tienes tu propia inteligencia y debes desarrollarla.

Os voy a comentar muy brevemente estas inteligencias:

Inteligencia lingüística: todos tenemos la capacidad del lenguaje dado que nacemos y aprendemos una lengua. Aquella persona que domine mejor la comunicación oral, la expresión escrita, los tipos de gestualidad, etc. es la que poseerá una mejor inteligencia lingüística. Ejemplos que destacan con este tipo de inteligencia son los políticos, periodistas, lingüistas, etc.

Inteligencia lógico-matemática: una de las inteligencias por excelencia, presente en todos los test de cociente intelectual; considerada esta como la madre de todas. Se vincula a la capacidad para el razonamiento lógico y la resolución de problemas matemáticos. Ejemplos que destacan con este tipo de inteligencia son los científicos, economistas, ingenieros, etc.

Inteligencia espacial: es la habilidad que tienen las personas para observar el mundo y los objetos desde diferentes perspectivas. las personas que destacan en este tipo de inteligencia tienen la capacidad de crear imágenes visuales, ideas mentales, detectar pequeños detalles en el espacio que otros pasan desapercibidos. Cuando los estudiantes dicen que tienen “imagen fotográfica” es porque poseen este tipo de inteligencia. Encontramos los pintores, fotógrafos, diseñadores, arquitectos, etc.

Inteligencia musical: la música como arte universal y en la que todas las personas podemos sentirnos identificados mediante una canción. Esto lleva a pensar que podemos comunicarnos mediante música. Destacan con este tipo de inteligencia aquellas personas que componen con facilidad, leen piezas musicales, interpretan la música, etc.

Inteligencia corporal y cinestésica: no todo el mundo posee la capacidad de expresar emociones con el cuerpo. Esta inteligencia va ligada a la capacidad corporal, expresarse con el cuerpo, aquellas personas que encuentran en el movimiento la herramienta clave para relacionarse. Sobra decir que los deportistas, bailarines, actores, etc. son los que brillan dentro de esta inteligencia.

Inteligencia intrapersonal: aquella persona que controla el interior de uno mismo, aquella que se comprende. Estas personas acceden con facilidad a sus pensamientos, sentimientos, emociones y son capaces de reflexionar sobre estos. La introspección -mirar dentro de uno mismo- es fundamental para ellos.

Inteligencia intrapersonal: por su parte, esta inteligencia nos lleva a aquellas personas que son capaces de relacionarse con otras personas sin problemas. La extravagancia, la capacidad de empalizar con los demás, la no-vergüenza es una facultad que no todos poseen. Esta inteligencia la poseen esas personas que les resulta cómodo relacionarse abiertamente. En este perfil encontramos los profesores, psicólogos, pedagogos, etc.

Inteligencia naturalista: se relaciona como bien indica su nombre con la naturaleza y los aspectos que se vinculan a esta. Todo lo que tenga que ver con especies de animales, vegetación, clima, la geografía y los fenómenos naturales son la base para los que poseen esta inteligencia. Aquí encontramos personas que controlan la supervivencia del ser humano u otra especie.

Una vez en contexto con las inteligencias, cabe decir que todas las personas poseemos cada una de ellas, de algún modo unas destacan más que otras pero siempre todas se pueden mejorar. La educación siempre se ha empeñado en centrarse en los dos primeros tipos de inteligencia como ya hemos dicho pero los docentes tenemos el poder en nuestras manos. Podemos enseñar desde la perspectiva de las ocho inteligencias para obtener unos resultados favorables. ¿Por qué digo favorables? Sin motivación no hay aprendizaje y si a un alumno la lingüística no le motiva pero puede aprender las reglas de ortografía desde otro punto de vista, podemos hacerlo. Por ejemplo, en el aula podemos crear alguna canción -o varias- como reglas mnemotécnicas que permitan al alumno aprender esas reglas de ortografía de una forma mucho más accesible a su inteligencia musical.

Con todo esto, solo me queda recomendaros el siguiente blog en el que podéis encontrar entradas sobre las inteligencias múltiples aplicadas al uso de los diccionarios en el aula. Os puede ser muy útil.

Hagamos crecer cada día las inteligencias de nuestros alumnos, es difícil la educación perfecta e idílica, sim embargo, ¡CUIDEMOS SUS MÚLTIPLES INTELIGENCIAS!

Los problemas... ¡boca abajo!



Me encantaría seguir con mi comunicado hacia los compañeros de educación, ofrecer mi más humilde punto de vista ante un tema que espero que todos coincidamos.
He de dejar claro que para salir adelante y romper con los imposibles hay que saber que todos los problemas tienen solución.
Es cierto que es muy complicado adaptarnos a todos los alumnos, hacer mil y una actividades diferentes y personalizadas, cuidarlos a todos con el respeto y la atención que se merecen...Pero con ganas siempre se puede intentar.
Buscar la educación perfecta, con alumnos y profesores magníficos, todos con notas espectaculares -10 sobre 10, obviamente-… sería buscar una educación idílica. Un sueño que todos anhelamos pero que es muy difícil de conseguir, por no decir que imposible, pero... ¡no la encerremos en esa caja todavía!.
El arte del aprendizaje perfecto se encuentra, en primer lugar, en cuidar la inteligencia de cada uno de nuestros alumnos y, en segundo lugar, en desechar cualquier problema que encontremos por el camino.
La primera fase la comentaremos más adelante, ahora me interesa focalizar toda vuestra atención a los posibles problemas de la educación.
El camino hacia un buen aprendizaje lo vamos a llamar, a partir de ahora, el camino hacia la gloria, un camino de baldosas amarillas como el de la ciudad de Oz. En cada baldosa podemos encontrar de todo: un tronco enorme que nos impide avanzar; un vagabundo que nos distrae; una grieta que hace que nos tropecemos…Pero todo esto son minucias que podemos superar: el tronco de la baldosa amarilla se puede saltar; al vagabundo siempre lo podemos ignorar o, incluso, ayudar para que siga el viaje con nosotros; los tropiezos en la vida siempre son constantes y nos reponemos para seguir adelante.
El camino hacia la gloria siempre se compone de problemas pero, también, de increíbles soluciones. En este caso, nuestra gloria será alcanzar una ortografía perfecta y nuestros problemas son todas aquellas cosas que impiden su aprendizaje en nuestro día a día.
Es fundamental construir en todas nuestras pequeñas personitas las ganas de avanzar. Estas son la base de toda educación.
Cuidemos su inteligencia y los problemas… ¡boca abajo!

martes, 8 de diciembre de 2015

Los imposibles no existen



“Para que pueda surgir lo posible es preciso intentar una y otra vez lo imposible.”

Después de esta sencilla frase, me declaro fan número uno del escritor suizo Hermann Hesse.

Queridos compañeros:

He querido comenzar este blog con una entrada dedicada a vosotros, a todos los que nos dedicamos a la educación y los que creemos en ella. No solo los profesores de instituto o de universidad, también todos aquellos maestros de infantil y primaria, aquellos cuidadores de las distintas guarderías o babysitter.
Todos nosotros, compañeros, tenemos una misión en el mundo de los niños y la educación: cuidar sus inteligencias.

Vosotros diréis: ¿y eso, qué quiere decir? ¿Carmina, te has vuelto loca?
No, chicos, todavía no. 

Todos sabemos que cada persona tiene unos intereses, diferentes puntos de vista, que cada uno de nosotros ha crecido y ha estudiado de una forma distinta y, por todo esto, es fundamental llegar a un punto común para cuidar a nuestros alumnos. 
 
¿Por qué nos empeñamos en creer en imposibles? ¿Por qué la mayoría de las veces dejamos de lado alumnos que creemos que no tienen potencial para nuestras asignaturas?

Parece mentira, pero somos así. Por ejemplo: cuando vemos que tu mejor amiga está perdidamente enamorada de alguien que ni siquiera le hace caso. ¿Qué solemos hacer nosotros? Por un lado, expresar nuestra humilde opinión diciendo que quizá no la ha visto o que posiblemente ha querido hacerse el duro delante de ella y un largo etcétera. Apoyamos una actitud que hace que tu mejor amiga no avance, no prospere hacia delante.

Esto sucede en todos los aspectos de la vida y, por eso, el ámbito de la educación no va a ser menos: cuando vemos que a un alumno no se le da bien la lengua, que siempre suspende, que no avanza, lo encerramos en la caja de los imposibles. Sería conveniente proponerle otro tipo de actividades para que su inteligencia vaya a más, para que coja la asignatura con fuerza, sin embargo, le pedimos exactamente lo mismo que a los demás, sin darnos cuenta que así, no cuidamos su inteligencia. De este modo, lo único que hacemos es ir encerrando en diferentes cajas de complejos a cada uno de nuestros estudiantes. Hacerlos cada vez más vagos, con menos interés, con las ganas por los suelos.

Todo en esta vida lo vamos clasificando por cajas y esta es la que más llena tenemos.
Debemos dejar de lado esos pensamientos negativos y mirar hacia delante.

¿Qué propongo?

Si cambiáramos nuestra opinión con respecto al chico que ni siquiera ha mirado a tu mejor amiga, quizá esta abriría los ojos y encontraría a alguien mejor.

En el ámbito educacional ocurre exactamente lo mismo. Si en el aula proponemos unas actividades y varios alumnos no logran aprobar, cambiemos las actividades. No hay alumnos malos, ni alumnos vagos y sin ganas. Hay alumnos que ni hemos cuidado ni hemos captado su inteligencia. Cuidemos la inteligencia de cada uno de nuestros alumnos, de nuestras pequeñas personitas que son como esponjas y van a crecer con todo lo que absorban. 

Si se aplican los métodos adecuados, si se ayuda, se puede con todo.

Retomemos la frase del principio: sin practicar una y otra vez los imposibles no podremos llegar nunca a conseguir lo posible. Los imposibles no existen, hay que ir probando para encontrar la mejor de las soluciones.

¡Rompe la caja de los imposibles!